A ver, hablar de las bacterias y los loros puede sonar como mezclar agua con aceite, pero en realidad, si tienes un loro o estás pensando en tener uno, este asuntillo te importa y mucho. Primero que nada, debemos entender que los loros, tan simpáticos y parlanchines ellos, pueden ser portadores de algunas bacterias que no son precisamente nuestras mejores amigas, como la famosa Chlamydophila psittaci, que causa la psitacosis. Pero no te preocupes, no tienes que vivir en una burbuja ni despedirte de tu emplumado amigo. Lo principal es mantener una buena higiene: limpiar regularmente la jaula con los productos adecuados, lavarte bien las manos después de manipular al loro o cualquier cosa dentro de su espacio, y procurar mantener su área de vivienda bien ventilada. Además, es esencial llevar al loro a chequeos veterinarios con cierta frecuencia, para asegurarnos de que su salud está en óptimas condiciones y, por ende, la nuestra también. Siguiendo estos sencillos pero importantes pasos, la convivencia con tu loro será segura y libre de bacterias no deseadas.
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Julio y las bacterias
Julio es una adorable cacatúa bebé ( cacatua alba ). Actualmente vive en una tienda de mascotas del barrio y recibe muchos visitantes encantados con su personalidad. Pide caricias y no duda ni un segundo en lanzarse a los brazos del primer curioso que se acerca a su percha para ir a acurrucarse en su cuello. Se retuerce de placer cuando se le rasca debajo de las alas y acepta con gusto todos los besos que se le dan. Sin embargo, el comportamiento amistoso del loro no está exento de riesgos: cualquiera que se acerque y lo manipule puede portar agentes infecciosos como virus y bacterias.
No ignoramos que nuestro entorno está invadido por millones y miles de millones de estos diminutos organismos, algunos de los cuales son patógenos, siendo la mayoría, afortunadamente, inofensivos. Estos microorganismos no pueden moverse de forma independiente a largas distancias. Aquí es donde entra en juego el concepto de vector.
Un vector ( o transportador ) es una entidad que transporta microorganismos de un lugar a otro. Por ejemplo, el viento puede llevar virus de un establo a otro y permitir que un brote se propague entre las aves de corral. Incluso si los edificios están separados por varios kilómetros, la contaminación sigue siendo posible. Insectos, animales y alimañas son otros posibles vectores.
Así, por extensión, es fácil darse cuenta de que los humanos también pueden servir como vector y transportar microorganismos. Si, por ejemplo, Julio es portador asintomático de una enfermedad (clamidiosis), emite bacterias a su entorno que se adhieren a las manos y ropa de quienes lo manipulan. Si no se lavan las manos y no se cambian de ropa una vez en casa, es muy probable que contaminen a su ave. La situación inversa es igualmente válida. Si Julio está en perfecto estado de salud, bien podría estar contaminado por personas que han dado la vuelta a las tiendas de mascotas tocando todo lo que está vivo, y esto, sin haber pensado en lavarse las manos. Además, muchos casos de propagación de enfermedades han sido causados por criadores que permiten que las personas ingresen a su granja de loros con demasiada facilidad. ¿Cómo podemos estar seguros de que quienes nos visitan no vienen de otra finca donde hay un problema? La precaución está en orden.
La regla de oro, por tanto, reside en la aplicación de normas de higiene muy sencillas contra las bacterias.
lávese las manos después de tocar un loro desconocido.
lavar la ropa y ducharse después de visitar una habitación con muchos pájaros; preste especial atención a los zapatos que puedan estar sucios con heces, desinfecte y limpie los juguetes y accesorios en el entorno del ave.
Desafortunadamente, simplemente salir a la calle en invierno no destruirá los virus y las bacterias en la ropa. Los patógenos infecciosos a veces son muy estables en el medio ambiente y no todos son desactivados por un solo producto desinfectante.
Aquí hay una lista de agentes infecciosos comunes, sus características y formas de erradicar las bacterias.
Poliomavirus: estable en el medio ambiente y resistente a 56 grados durante 2 horas. Los desinfectantes a base de lejía y fenol son efectivos.
Poxvirus (viruela): muy estable, hasta un año, en el suelo. El vapor y el 5% de fenol son efectivos. Salmonella: estable, 8 meses a 2 años en heces; varios desinfectantes son efectivos. Una temperatura de más de 60 grados mata las bacterias.
Clamidia (clamidiosis): estable durante varias semanas en el medio ambiente. El calor, los amonios cuaternarios, la formalina al 1% y el glutaraldehído son efectivos.
Virus PBFD (enfermedad del pico y las plumas de las psitácidas): muy estable en el medio ambiente; La lejía al 10% y el yodo parecen tener cierta eficacia.
Conscientes de los límites de los productos desinfectantes, ahora es más fácil comprender la importancia de elegirlos sabiamente según la situación. Una empresa seria debe enumerar claramente los patógenos destruidos por su producto.
Aquí tienes una guía que presenta, de forma resumida, las diferentes características de los productos desinfectantes más comunes anti bacterias para loros.
Para obtener más detalles, consulte las instrucciones que acompañan al producto que desea utilizar.
Blanqueador: buena efectividad contra varias bacterias y virus; eficacia moderada contra las esporas de hongos y bacterias; a una concentración de 1/32 tiene buena eficacia siempre que se aplique sobre una superficie limpia. Los rayos UV disminuyen su poder de acción. Sus vapores son muy irritantes, por lo que es imprescindible enjuagar bien y ventilar bien.
Clorexidina (Hibitane): buena eficacia contra varias bacterias, hongos (candida) y algunos virus; eficacia disminuida por la presencia de residuos orgánicos; no irritante para la piel, se puede utilizar, si se diluye, para desinfectar heridas. Nunca poner en contacto con lejía con la que crea una reacción química violenta.
Glutaraldehído: efectivo contra varias bacterias y virus; eficaz contra la clamidia; muy irritante: utilizar con precaución.
Yodo (Proviodine, Betadyne): eficaz contra muchas bacterias, algunos virus y hongos; Se utiliza principalmente para desinfectar heridas.
Fenoles (Lysol): eficaz contra muchas bacterias y hongos, así como contra algunos virus; irritante para la piel y el sistema respiratorio; ventilar bien.
Amonios cuaternarios (Parvosol): efectivo contra varias bacterias, algunos virus y clamidia. Eficacia disminuida por jabones. Ventilar bien y enjuagar bien. Si el ave ingiere o inhala este producto, puede sufrir parálisis respiratoria y muerte.
Alcohol (70% etanol): efectivo contra muchas bacterias y virus, pero el tiempo de contacto debe ser de 20 minutos o más. Vapores irritantes. Formalina y formaldehído: extremadamente peligrosos y tóxicos, no utilizar como desinfectante.
Leyendo todo este texto, uno se pregunta qué desinfectante es el mejor para el hogar. Es muy fácil perderse en todos estos productos. En resumen, la lejía o la clorhexidina siguen siendo buenas opciones. Por supuesto, nada reemplaza al buen viejo jabón para eliminar los residuos y limpiar bien.
En resumen, si evitamos que virus y bacterias viajen con nosotros, si los loros se someten a pruebas de detección de enfermedades contagiosas y si su entorno está limpio, se pueden evitar muchos inconvenientes y no todos los pequeños Julio estarán bien que mejor.