Los loros son esos compañeros con plumas que no solo alegran nuestros hogares con sus vivaces colores, sino que también llenan el aire con sus charlas. Lo chévere aquí es que estos bichos son sumamente sociables, tanto que podrías pensar que tienen un pequeño radar social integrado. No solo les va de maravilla en los entornos familiares, donde pueden formar lazos fuertes con los humanos, sino que en la naturaleza se la pasan en bandadas, haciendo todo juntos, desde buscar comida hasta cuidarse mutuamente de los peligros. Esta necesidad de compañía se debe a que son inteligentes y emocionalmente complejos; o sea, no son solo bonitos de ver, sino que realmente necesitan interactuar y socializar. Por eso, si estás pensando en hacerte amigo de uno, recuerda que más que un adorno, lo que buscan es ser parte de una comunidad, ya sea de aves o humanos. Así que, preparate para charlar, jugar y, sobre todo, dedicarles tiempo, ya que su bienestar depende en gran medida de la calidad de las interacciones sociales que tengan contigo o dentro de su entorno.
Si te ha interesado conocer sobre la sociabilidad de los loros, seguro te encantará profundizar más con estos enlaces. Descubre si la inteligencia es parte de su encanto en «¿Los loros son inteligentes?«, desentraña los misterios de su comportamiento en «¿Cómo es el comportamiento de los loros?«, y explora cómo ven el mundo en «¿Cómo ven los loros?«. Cada uno de estos artículos añade una capa más de entendimiento sobre estos fascinantes animales.
El gregarismo del loro y la manada de loros
El loro es un animal gregario por excelencia que forma parte de una manada de loros. Se dice de la tendencia de estos animales a vivir en grupo e imitar el comportamiento de otros individuos, y que en consecuencia tienen un instinto de manada muy desarrollado. Es un animal social y, como todos los animales sociales, ciertamente no puede socializar solo. En los humanos llamamos a esta agrupación «sociedad», en los loros la designaremos bajo el término «grupo social».
Los loros son animales sociales que viven en comunidad
En animales de «presa» como el loro, el instinto de manada es muy fuerte y la formación de un grupo social está determinada por tres factores fundamentales:
Investigación de alimentos
La reproducción
Seguridad: depredadores con clara preferencia por presas aisladas.
Además de la garantía contra los depredadores, los loros deben vivir en comunidad para satisfacer su necesidad de supervivencia (comer, beber) y para satisfacer sus necesidades sociales (jugar, comunicarse, acicalarse, necesidades afectivas, reproducirse). La fuerza cohesiva dentro de la manada de loros se ve constantemente reforzada por el contacto visual o auditivo. En definitiva, en la naturaleza, un loro nunca está solo, cualquier actividad se practica en pareja o en grupo.
Estructura social de los loros
Para asegurar el buen funcionamiento y el equilibrio de una sociedad de loros, es imprescindible una estructura social que, a primera vista, puede parecernos anárquica, pero que se rige por unos códigos que es importante respetar para todos los miembros de la manada de loros, ya que de ello depende la seguridad del individuo y su comunidad (sistema de centinelas, vocalizaciones, resolución de conflictos, etc.). Por lo tanto, el loro está genéticamente programado para vivir en sociedad y seguir códigos, y estos deben aprenderse. De hecho, estos códigos no forman parte de su bagaje genético; está programado para aprenderlos, pero no los sabe al nacer.
Su instinto de supervivencia le ordena mezclarse con el grupo, porque de lo contrario, no sobrevive. El loro no es un animal solitario y no tiene gusto por el inconformismo. Este tipo de conservadurismo es un subinstinto del impulso de integración, que a su vez se deriva del impulso de seguridad, que es una parte integral del impulso de rebaño.
¡Sin conformidad = sin integración!
Jerarquía de los loros
A diferencia de varias especies de animales gregarios, la noción de jerarquía es un concepto que parece desconocido en la manada de loros. En ellos no se han registrado casos de agresión con el fin de preservar la tendencia social: hasta la fecha no se ha observado en los loros una jerarquía lineal (de dominancia), ni tampoco una jerarquía por agresión (pecking order). Por otro lado, se ha observado una forma de dominancia relativa – por pareja de individuos: un individuo puede inhibir la conducta de un congénere y provocar en él una respuesta de evitación sin agresión, y esto, sin dominancia alguna, se ha puesto a prueba. Estos conflictos ocasionales entre dos individuos no tienen efecto en el grupo.
No hay lucha para convertirse en el pájaro «alfa» del grupo. El loro no resuelve sus conflictos mediante enfrentamientos físicos, sino que sabe ganarse el respeto adoptando posturas encaminadas a impresionar al adversario (alboroto de plumas, pupilas dilatadas, vocalizaciones, etc.).
Durante la pubertad el loro inicia su vida social
Es durante la pubertad que el loro comienza a interactuar de forma independiente con su grupo social en la manada de loros. Comienza a decidir por sí mismo el comportamiento a adoptar ya que su conducta ya no dependerá de sus ascendientes. Tendrá que experimentar y tendrá que asumir las consecuencias de sus elecciones. La pubertad es una época de intensa rivalidad que da como resultado fuertes vocalizaciones y, a menudo, intentos de intimidación.
Es importante señalar aquí que esto no es un comportamiento inapropiado. Es innato, natural y normal que un loro «adolescente» actúe así… no lo tomes como algo personal, échale la culpa a las hormonas de Junior…
Vida social «doméstica» de un loro
El loro de compañía no ha perdido nada de su instinto de manada ni de sus funciones relacionales. En un contexto de cautiverio, privar a un loro de actividades o contactos sociales es la forma de violencia más cruel que el ser humano puede ejercer sobre este animal. El loro debe ser capaz de comunicarse adecuadamente con los miembros de su manada de loros (su familia) y, como no tiene idea de cómo comportarse en este tipo de sociedad, ya que nada en sus genes lo predispone, es fundamental que sea cuidado por un humano comprensivo y atento a su (buena) socialización.
Los loros no reconocen una figura de autoridad
A diferencia de nuestros perros, el loro no reconoce ninguna figura de autoridad (ni humana ni congénere). Solo puede interactuar contigo como lo hubiera hecho en su hábitat natural con su manada de loros, e intentar vivir su vida como un loro de acuerdo con las normas sociales que habrá adquirido a través del contacto con este grupo (tu familia). Depende del ser humano socializarlo en su entorno «humano» y las limitaciones que se le atribuyen. El pájaro solo pide cumplir con los códigos que observará y que le enseñaremos, está programado para eso. Si el pájaro no tiene códigos o patrones a seguir, solo puede confiar en lo que experimenta por sí mismo, y estas experiencias, buenas o malas, tomarán gradualmente la forma de comportamientos que serán juzgados aceptables (al menos, para él).
El equilibrio correcto de la vida social de un loro
La vida en el mundo humano incluye muchas limitaciones que no siempre son evidentes para el loro y este último es bastante incapaz de seguir códigos de conducta que no le convienen (al menos, mínimamente). Es a través de una buena socialización que el pájaro aprenderá a adaptar sus comportamientos innatos y a actuar socialmente dentro de su familia. Es un animal inteligente y adaptable que será capaz de cumplir con sus normas si estas se le transmiten con respeto, equidad y, sobre todo, de forma comprensible y aceptable para él.
Es absolutamente esencial que el educador humano entienda que ningún método de entrenamiento aplicado con perros puede funcionar para el loro. El concepto de «dominio total» puesto (desafortunadamente) en práctica con los perros solo hará que pierdas la confianza de tu ave. Cualquier intento de «dominio» basado en el miedo, la confrontación, la rigidez, la intimidación, la falta de respeto, la privación o el miedo a las consecuencias para obtener el «control» de su loro está condenado al fracaso. Este tipo de comportamiento por parte del humano puede desarrollar una gran angustia y dar lugar a reacciones de miedo o fobia y, en consecuencia, de defensa por parte del loro. Las reglas deben ser constantes y consistentes.
gregarismo «doméstico»
El loro necesita sentirse bien en sus plumas para sentirse aceptado y respetado por su grupo social (su familia). Debe sentirse seguro en este grupo. Es una necesidad para él participar en las actividades diarias de su comunidad (comer, jugar, limpiar, ver televisión, etc.). Debe recibir la atención del grupo, sin ser necesariamente el centro del mismo. Moverse en la misma habitación que tú ya le resulta muy tranquilizador, recibir atención ambiental, una palabra, una mirada o una caricia al pasar suele ser más que suficiente. Se sienta en tu presencia, es feliz y se siente aceptado.